Camisería industrial

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Camisería industrial

La fabricación a medida está compuesta de diferentes procedimientos y mecanismos complejos que llevados a cabo con éxito permiten crear productos exclusivos y únicos.

El proceso de la camisería a medida no es diferente y por eso es fundamental disponer de una buena estructura tecnológica, dotar con la maquinaria adecuada y contar con un exigente y profesional equipo humano.

Los métodos de fabricación combinan la tecnología más vanguardista y sofisticada para hacer que las operaciones sean rápidas y precisas, con los métodos tradicionales de fabricación de camisas. Se utilizan patrones generados por ordenador, controles de seguimiento de producción informatizados y una supervisión personal de todos los detalles que engloban la camisa.

Los fabricantes de camisería a medida estamos obligados a cumplir con las peticiones de nuestros clientes para poder crear una camisa de calidad que se adecue a sus necesidades. Cada camisa es un producto nuevo y único, con medidas y complejidades diferentes a las cuales nos tenemos que adaptar en cada etapa productiva. Las combinaciones son infinitas y por tanto la atención individualizada se complica: tejido, cuello, puño, botones, tapetas, bolsillos, tipos de bajos, tipos de espalda, tipos de mangas, colores de botones, de hilos, de ojales, de bordados, entretelas, pespuntes, adornos…

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El proceso de fabricación comienza con la recepción de los pedidos en nuestro sistema: el cliente transmite las medidas de la camisa, el tejido y las distintas personalizaciones, y con estas informaciones se crea el pedido y se referencia, lo cual nos permitirá identificar el producto durante toda la manufactura.

Una vez que el pedido está validado, se procede a la creación del patrón de manera automatizada y se envía a la máquina de corte. Dependiendo de la complejidad del producto y del tipo de tejido, el corte se realiza de manera automática o a mano, de la manera tradicional.

Posteriormente se etiquetan todas las partes de la camisa con la referencia, se indican las operaciones que hay que realizar y se agrupan las piezas para confeccionar en fábrica.

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Cuando las camisas están perfectamente clasificadas, se distribuyen por los distintos puestos de trabajo para pasar a confección: se entretelan los cuellos y puños, se bordan las iniciales, adornos a mano, se realizan ojales y se pegan los botones, se colocan las sardinetas, y bolsillos, si los hubiera, y se unen las distintas partes de cada camisa. En este proceso hay que prestar especial atención a todas las especificaciones de cada camisa, por lo que el trabajo humano juega un papel fundamental.

En estas tres primeras fases de elaboración existe una persona responsable de calidad que se encarga de garantizar la correcta elaboración del producto final.

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Por último, se revisa de nuevo la camisa, se retocan los acabados finales (hilos sobrantes en camisa, ojales y botones, los casados y las etiquetas), se marcan con una pegatina que indica la conformidad de la prenda de acuerdo con las especificaciones, y se efectúa la operación de planchado y plegado.

Tras el plegado, se embala y se comprueba que la presentación final esté de acuerdo con las instrucciones del cliente.

Una vez que la camisa está terminada, se identifica con una pegatina que contiene la referencia de la camisa y se coloca en el almacén para su posterior envío.

El sector textil lleva años evolucionando, al igual que la forma de consumir y la sensibilidad del consumidor, lo que ha provocado que los productos personalizados, únicos y a medida estén cada vez más demandados en el mercado.

La industria textil debe ser sensible a todos estos cambios y poder seguir ofreciendo al cliente productos con valor añadido, preservando un producto final de excelencia e impulsando desarrollos tecnológicos tanto en la producción como en la venta final.

El creciente reclamo de la producción a medida y la sostenibilidad de la misma nos brindan la oportunidad de seguir mejorando para poder ofertar una camisa industrial a medida de excelente calidad, 100% fabricada en España.

Mónica Rodríguez Díaz

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